Estoy viendo uno de los mercados abiertos en las afueras de Bagdad. La gente aca es mas pobre que en el centro y camina por los costados de la planta nuclear que fuera bombardeada en el anio 1981 por Israel.
Los puestos tienen mercaderia que delata el escaso poder adquisitivo de las mujeres vestidas todas ellas con chador negro. Pero a pesar de la pobreza, es interesante ver como los vendedores llegan temprano y emplean tiempo en ordenar de una manera decorativa y atractiva los tomates, las latas de conservas, las papas. Los mostradores estan cubiertos de piramides de frutas, con canastos improvisados de manzanas amarillas, con latas apiladas a manera de torres. Muchos no han perdido eso: la esperanza. Porque un comerciante que exhibe a sus naranjas distribuidas en formas geometricas, es un comerciante que todavia la esta peleando.
Hay tanta gente que solo vende pedazos de hielo. A veces le pagan a algun chico para que, con balde de plastico en mano, rocie a los hielos. El hielo es oro en estos dias en que no hay electricidad en Bagdad. Como la sal hace siglos atras, cuando era la unica manera de conservar los alimentos. La sal era entonces como un rubi, de alli que la palabra salario derive de ella y que haya sobrevivido la supersticion de que derramar sal es mala suerte. Algunos vendedores consiguen ramas de arboles, les atan un trapo en uno de los extremos y asi abanican lo que venden y espantan a las moscas, que son insoportables.
Pero muchas de las caras estan derrotadas, con ojos que parecen no ver mas alla del final del mostrador. Se ven sonrisas tristes, se escuchan gritos que no suenan a nada, hay manos que se abren con las palmas hacia el cielo preguntando por el futuro innecesario. Hay olor a agua que no corre, a calor estatico, a frutas que iran a algun rincon y que luego los mas pobres rescataran de la basura.
Dejando atras el mercado, y en direccion a la ciudad de Nasiriyah (en el centro de Irak), hay un pueblo pequenio que me llama la atencion porque esta ubicado en un terreno muy arido y tiene un bote de madera seca cerca de la ruta. Me acuerdo de una historia que me conto Marija en Belgrado, cuando ibamos a una kafana llamado "el fin del mundo", en la zona de la Vojvodina en Serbia . Un marinero que habia viajado por todo el mundo y ganado buena plata despues de eso, decidio volver a Yugoslavia, comprarse una casa cerca del rio y navegar alli con su bote. Eligio un lugar modesto sobre uno de los brazos del Danubio y le encargo a alguien que le comprara la casa. Pero, por error en un mapa poco actualizado, la historia no termino bien: el brazo se habia secado hace anios y el marinero termino colocando su bote en el jardin.
En Nasiriyah, hay varios monumentos de botes con gente adentro, algunos son poeticos, otros demasiado realistas. Todos ellos estan asentados sobre tierra agrietada por el sol del sur. El escritor italiano Italo Calvino describio en una de sus "ciudades invisibles" una excelente metafora de la inconformidad humana: los mercaderes que se trasladan de desierto en desierto, viendo espejismo a cada metro, suenian con el mar, con oler la sal, escuchar un sonido liquido, ver el color de los puertos. Mientras que el marinero que solo tiene horizonte azul por delante, suenia con un oasis lleno de datiles, con el balanceo del cuerpo sobre el camello. Nasiriyah es la ciudad que suenia con el mar, con el agua que saque de alli el polvo y el color perpetuo del desierto.
Sin embargo, esta ciudad es conocida por ser la cuna de los arabes del pantano. Estos son los descendientes de los sumerios, que llegaron a la region entre el 4500 y el 1900 AC. Se establecieron en los pantanos y entre los juncos del centro de la Mesopotamia (porque a Nasiriyah la atraviesa el Eufrates). Alli construyeron sus famosas casas de cania en forma de catedral y merecieron la fama de los mejores pescadores del medio oriente, meciendose por el rio en botes pintados con betun negro y lanzas para atravesar a los peces.
Pero la region pantanosa en donde hasta hace unas decadas habitaban cientos de miles de arabes, fue extinguida por Saddam Hussein a partir de los anios '80. Porque los pantanos se transformaron en un punto de encuentro de la oposicion al regimen de Bagdad, y porque durante la guerra entre Iran - Irak (1980-88) esta zona se transformo en una plataforma de lanzamiento de ataques contra las tropas iranies. Saddam Hussein seco los pequenios brazos del Eufrates y los arabes del pantano se quedaron sin pantano, sin peces que pescar, sin otra vida que los cuadros baratos y atractivos que hoy los ilustran en los hoteles de la ciudad. Una fotografia satelital tomada por la NASA hace mas de 10 anios, muestras que el 90% de los pantanos dejaron de existir. Medio millon de refugiados de esta zona se trasladaron a Iran en los ultimos anios. Tal vez es tiempo de que regresen al desierto y suenien con datiles, camellos y oasis.
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